jueves, 3 de mayo de 2012

Capítulo 4: El segundo encuentro.

Me desperté de golpe bañada en sudor. Acababa de soñar con Eric, pero más que un sueño parecía una pesadilla. En el sueño, yo estaba en mi cuarto dormida y Eric entraba por mi ventana y se sentaba a mi lado. Se quedó mirándome un buen rato y empezó a tocarme la cara. Yo , en ese momento, abrí los ojos y lo vi frente a mi, me sonrió. Se me acercó como si fuera a decirme algo en el oído, pero no me dijo nada. Pasó un buen rato hasta que pude verle la cara, y entonces noté mi camisa húmeda. La miré y tenía unas pequeñas manchas de sangre. Volví a mirar a Eric y pronunció unas palabras que no llegé a escuchar bien, pero le entendí lo siguiente: " Ya eres mía."
Luego me desperté sudando. Observé mi habitación y vi que la ventana estaba abierta. Me levanté y la cerré. Que yo recuerde, la noche anterior no la había abierto. Miré la hora en mi despertador. Eran las 11:10h. Esa bastante tarde, asi que me vestí y me dirigí al piso de abajo. Al llegar a la cocina, me encontré a mi hermano Benito.
 - ¡Buenos días dormilona!
 - Buenos días. ¿Está mamá en casa?
 - No, ha salido a comprar, pero me ha dicho que vayas a la farmacia a por sus medicinas. Te ha dejado sus recetas encima de la mesa del salón.
 - Vale, desayuno y voy.
La cocina estaba en silencio después de que mi hermano se fuera. El único ruido que había era el de la lavadora.
Desayuné un cola cao, y tras coger las recetas salí de casa. En la calle se movía un fuerte aire que me despeinó al abrir la puerta de la casa.
Comencé a andar hacia la farmacia. Por el camino estuve pensando en el sueño que había tenido. ¿Por qué había soñado eso? ¿Por qué tenía la camisa manchada de sangre? Tenía tantas dudas...
También recordé el beso de la noche anterior. Ese beso. Recuerdo perfectamente sus fríos labios. Tan fríos.
Cuando quise darme cuenta, ya me encontraba en el interior de la farmacia.
 - Por favor, ¿puedes darme estas medicinas?
 - Claro, espera un momento.
La mujer fue hacia un pasillo en el que abrió una puerta y cogió las medicinas. Volvió y tras hacer la cuenta, me las entregó.
 - Son 3'50.

Salí de la farmacia andando a paso lento. Me cambié de acera para ir por la sombra, ya que hacía mucha calor.
Al cruzar la esquina me choqué con alguien, y las medicinas se me cayeron al suelo.
 - Lo siento.- Me dijo.
 - No pasa nada, también es mi... - No pude acabar la frase, porque cuando le vi la cara volví a quedarme sin habla.
 - Parece ser que el destino siempre nos une, ¿eh? -Dijo Eric.
 - Si, eso parece. -Dije con una sonrisa que me salió sola.
 - Pues luego te iba a llamar, ya que ayer no pude explicarme muy bien.
 - Eh...vale, me parece bien. A mi también me gustaría explicarme después de lo sucedido ayer, pero ahora no puedo pararme, es que tengo bastante prisa la verdad. -Dije mientras comenzaba a andar.
 - Luego te llamo, ¿vale? - Me dijo.
 - ¡Cómo quieras! - Grité mientras cruzaba la esquina.

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