Eran las 7:30h de la tarde cuando me desperté. Fue por culpa de mi móvil. Alguien me había enviado un sms. Cogí el teléfono y lo miré. Era de Sandra.
"Ryan me ha besado. ME HA BESADO. Me ha pedido salir. Tenemos que quedar. Avisa cuando lo leas."
Le respondí con un simple: "Vente a mi casa".
Bajé a la cocina para tomarme algo. Estaba vacía. Estaba todo en silencio. Abrí el frigorífico y cogí pan de molde para prepararme un sandwich. Me senté en el salón a ver la tele mientras me lo comía, cuando de repente tocaron al timbre.
Comencé a andar hacia la puerta, cuando me ví en el espejo de la entrada. Tenía los pelos de loca, pero no sería nadie importante, así que abrí.
- ¡ERIC!
- Eh.. Bea, siento presentarme sin avisar, pero tengo que dcirte una cosa.
Eric venía despelucado. Vestía una camisa roja y unos pantalones vaqueros. Sus ojos resaltaban entre su melena alborotada.
- Sí, dime.
- Pues, es que esta noche cenamos toda la familia en casa, y pensé...que podía invitarte, y así, la conocías. También podría explicarte todo, pero claro, si quieres, no quiero que te veas en la obligación de hacerlo. ¿Te parece?
- Sí.- Le dije rápidamente, sin darle tiempo a acabar de hablar.
- ¿Qué?
- Que sí quiero. Voy. Lo que más me importa ahora es poder estar contigo, y si para ello tengo que conocer a tu familia, lo haré.
Eric se abalanzó hacia mí y me abrazó. Sus manos estaban en mi cintura. No estaban frías, o por lo menos no tan frías como de costumbre. Me miró a los ojos y me dijo:
- Gracias Bea. Me haces muy feliz con esto.
Y me besó. Fue un beso corto, pero intenso. Lo noté cerca, muy cerca de mí, y sabía que merecía la pena conocer a su familia.
- Bueno, me voy. No quiero molestarte más.- Me dijo.
- ¡NO! No me molestas, todo lo contrario. Me encanta que vengas y estés conmigo.
Eric me sonrió. Desde el momento que me había cogido de la cintura, no me había soltado. Seguía unido a mí.
- ¿Tienes algo que hacer?- Le pregunté.
- Pues la verdad es que no. Sólo tengo que ir a comprar la comida para la cena, ¿porqué?
- Porque me encantaría acompañarte.
- Si no estás ocupada, por supuesto que sí.
- Entonces, pasa.
- ¿Qué? - Me dijo con cara de sorpresa.
- Que pases, no pensarás que voy a salir con estas pisntas...
- ¡Pero si estás guapísima!
- Anda... -Le cogí de la mano y lo mandé al salón.
Cuando bajé ya preparada, seguía en el salón, sentado.
- Venga.- Le dije.
Íbamos a salir, cuando de repente, se abrió la puerta. Era mi madre.
- Eh... ¡Hola mami!
- Hola, ¿Qué haces? - Me dijo.
- Pues no íbamos ahora mismo.
- ¿No me vas a presentar a tu madre? -Me dijo Eric sonriendo.
- Claro.- Le dije mientras le pellizqué.- Mamá, este es Eric, el amigo del que te hablé.
- Encantado.- Dijo Eric.
- Igualmente.
- Quería decirle que he invitado a su hija a cenar con mi familia esta noche.
- Pues no va a poder ser.- Dijo mi madre.
- ¿Qué? -Dije.
- Que esta noche vamos a casa de la tía Miriam.
- Pero mamá, ya tengo planes con Eric y su familia, no puedo decir que no.
- Pues me temo que tendrás que hacerlo. -Dijo mi madre.
- ¿Podemos hablar un momento a solas?- Dije mientras cogía a mi madre por el brazo y me la llevaba a la cocina.
- Mamá, tienes que dejarme ir, por favor. Estaré aquí a la hora que me digas.- Intenté convencerla.
- No.
- Pero mamá...
- ¡Qué no! Y no tengo nada más que decir.
Me dí la vuelta y me fui hacia Eric. Le cogí de la mano y nos fuimos.
Nos subimos en el coche de Eric y aceleró rápidamente.
- ¿Qué te ha dicho? - Me dijo mientras me tocaba la pierna.
- Que no. No me deja. Y estoy completamente segura de que lo de mi tía era sólo una excusa.
Las lágrimas empezaron a caerme por la cara.
- No llores Bea, no quiero verte triste. Otra vez será.
- No.- Dije segura.- Esta noche voy a tu casa sí o sí. Me deje o no.
- Bea, no quiero que te metas en problemas por mi culpa.
- Me da igual cómo se ponga Eric, pienso ir.
Eric me besó la mejilla y sigió conduciendo.
Una vez en el interior del supermercado, Eric empezó a coger comida, mientras yo lo observaba. Era perfecto. Era lo más bonito que mis ojos habían visto.
- ¿Qué haces? - Preguntó.
- Observarte. Eres bello y perfecto.
- Nadie es perfecto.
- Tú sí. -Le dije mientras me acerqué para besarle.
Eric pagó todo lo que había comprado y me llevó de vuelta a casa. El coche paró justo en mi puerta.
- Bueno, ¿a qué hora cenáis?- Le dije.
- Para las 11:00h estate lista. Te espero aquí fuera, ¿vale?
- Vale. Prometo ponerme lo más guapa posible para darles buena impresión a tus padres.
- Vayas como vayas, estarás perfecta.
Me acerqué a él y le volví a besar. Podría pasarme todo el día besándole, y estaba completamente segura que no me cansaría.
- Adiós.- Me dijo.
Bajé del coche y entré en casa. Eran las nueve de la noche. Tenía que prepararme en dos horas. Subí rápidamente a mi cuarto.
Me di una ducha rápida y me puse el pijama. Me madre pasó por la puerta del baño y me vió con el pijama.
- ¿Y la ropa?
- No voy a ir a ningún lado. Si no puedo ir a cenar con Eric, tampoco voy a casa de la tía.
- ¿Qué?
- Que voy a acostarme mamá. Buenas noches. -Le dije mientras le daba un beso y me subía a mi cuarto.
Pasaron veinte minutos cuando oí gritar a mi madre:
- ¡Nos vamos!
- Hasta luego.
En ese momento, comenzó mi cuenta atrás. Tenía media hora para prepararme.
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