sábado, 30 de junio de 2012

Capítulo 7: Sí, quiero.

Eran las 7:30h de la tarde cuando me desperté. Fue por culpa de mi móvil. Alguien me había enviado un sms. Cogí el teléfono y lo miré. Era de Sandra.
 "Ryan me ha besado. ME HA BESADO. Me ha pedido salir. Tenemos que quedar. Avisa cuando lo leas."
Le respondí con un simple: "Vente a mi casa".

Bajé a la cocina para tomarme algo. Estaba vacía. Estaba todo en silencio. Abrí el frigorífico y cogí pan de molde para prepararme un sandwich. Me senté en el salón a ver la tele mientras me lo comía, cuando de repente tocaron al timbre.
Comencé a andar hacia la puerta, cuando me ví en el espejo de la entrada. Tenía los pelos de loca, pero no sería nadie importante, así que abrí.
 - ¡ERIC!
 - Eh.. Bea, siento presentarme sin avisar, pero tengo que dcirte una cosa.
Eric venía despelucado. Vestía una camisa roja y unos pantalones vaqueros. Sus ojos resaltaban entre su melena alborotada.
 - Sí, dime.
 - Pues, es que esta noche cenamos toda la familia en casa, y pensé...que podía invitarte, y así, la conocías. También podría explicarte todo, pero claro, si quieres, no quiero que te veas en la obligación de hacerlo. ¿Te parece?
 - Sí.- Le dije rápidamente, sin darle tiempo a acabar de hablar.
 - ¿Qué?
 - Que sí quiero. Voy. Lo que más me importa ahora es poder estar contigo, y si para ello tengo que conocer a tu familia, lo haré.
Eric se abalanzó hacia mí y me abrazó. Sus manos estaban en mi cintura. No estaban frías, o por lo menos no tan frías como de costumbre. Me miró a los ojos y me dijo:
 - Gracias Bea. Me haces muy feliz con esto.
Y me besó. Fue un beso corto, pero intenso. Lo noté cerca, muy cerca de mí, y sabía que merecía la pena conocer a su familia.
 - Bueno, me voy. No quiero molestarte más.- Me dijo.
 - ¡NO! No me molestas, todo lo contrario. Me encanta que vengas y estés conmigo.
Eric me sonrió. Desde el momento que me había cogido de la cintura, no me había soltado. Seguía unido a mí.
 - ¿Tienes algo que hacer?- Le pregunté.
 - Pues la verdad es que no. Sólo tengo que ir a comprar la comida para la cena, ¿porqué?
 - Porque me encantaría acompañarte.
 - Si no estás ocupada, por supuesto que sí.
 - Entonces, pasa.
 - ¿Qué? - Me dijo con cara de sorpresa.
 - Que pases, no pensarás que voy a salir con estas pisntas...
 - ¡Pero si estás guapísima!
 - Anda... -Le cogí de la mano y lo mandé al salón.

Cuando bajé ya preparada, seguía en el salón, sentado.
 - Venga.- Le dije.
Íbamos a salir, cuando de repente, se abrió  la puerta. Era mi madre.
 - Eh... ¡Hola mami!
 - Hola, ¿Qué haces? - Me dijo.
 - Pues no íbamos ahora mismo.
 - ¿No me vas a presentar a tu madre? -Me dijo Eric sonriendo.
 - Claro.- Le dije mientras le pellizqué.- Mamá, este es Eric, el amigo del que te hablé.
 - Encantado.- Dijo Eric.
 - Igualmente.
 - Quería decirle que he invitado a su hija a cenar con mi familia esta noche.
 - Pues no va a poder ser.- Dijo mi madre.
 - ¿Qué? -Dije.
 - Que esta noche vamos a casa de la tía Miriam.
 - Pero mamá, ya tengo planes con Eric y su familia, no puedo decir que no.
 - Pues me temo que tendrás que hacerlo. -Dijo mi madre.
 - ¿Podemos hablar un momento a solas?- Dije mientras cogía a mi madre por el brazo y me la llevaba a la cocina.
 - Mamá, tienes que dejarme ir, por favor. Estaré aquí a la hora que me digas.- Intenté convencerla.
 - No.
 - Pero mamá...
 - ¡Qué no! Y no tengo nada más que decir.
Me dí la vuelta y me fui hacia Eric. Le cogí de la mano y nos fuimos.
Nos subimos en el coche de Eric y aceleró rápidamente.
 - ¿Qué te ha dicho? - Me dijo mientras me tocaba la pierna.
 - Que no. No me deja. Y estoy completamente segura de que lo de mi tía era sólo una excusa.
Las lágrimas empezaron a caerme por la cara.
 - No llores Bea, no quiero verte triste. Otra vez será.
 - No.- Dije segura.- Esta noche voy a tu casa sí o sí. Me deje o no.
 - Bea, no quiero que te metas en problemas por mi culpa.
 - Me da igual cómo se ponga Eric, pienso ir.
Eric me besó la mejilla y sigió conduciendo.

Una vez en el interior del supermercado, Eric empezó a coger comida, mientras yo lo observaba. Era perfecto. Era lo más bonito que mis ojos habían visto.
 - ¿Qué haces? - Preguntó.
 - Observarte. Eres bello y perfecto.
 - Nadie es perfecto.
 - Tú sí. -Le dije mientras me acerqué para besarle.
Eric pagó todo lo que había comprado y me llevó de vuelta a casa. El coche paró justo en mi puerta.
 - Bueno, ¿a qué hora cenáis?- Le dije.
 - Para las 11:00h estate lista. Te espero aquí fuera, ¿vale?
 - Vale. Prometo ponerme lo más guapa posible para darles buena impresión a tus padres.
 - Vayas como vayas, estarás perfecta.
Me acerqué a él y le volví a besar. Podría pasarme todo el día besándole, y estaba completamente segura que no me cansaría.
 - Adiós.- Me dijo.

Bajé del coche y entré en casa. Eran las nueve de la noche. Tenía que prepararme en dos horas. Subí rápidamente a mi cuarto.
Me di una ducha rápida y me puse el pijama. Me madre pasó por la puerta del baño y me vió con el pijama.
 - ¿Y la ropa?
 - No voy a ir a ningún lado. Si no puedo ir a cenar con Eric, tampoco voy a casa de la tía.
 - ¿Qué?
 - Que voy a acostarme mamá. Buenas noches. -Le dije mientras le daba un beso y me subía a mi cuarto.

Pasaron veinte minutos cuando oí gritar a mi madre:
 - ¡Nos vamos!
 - Hasta luego.
En ese momento, comenzó mi cuenta atrás. Tenía media hora para prepararme.

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